La importancia de un buen control ambiental

en museos y salas:

La conservación empieza en el ambiente

En museos, galerías y espacios expositivos, cada objeto exhibido representa un testimonio invaluable del patrimonio cultural. Aunque la curaduría, la seguridad y el montaje reciben gran atención, es el control ambiental el que actúa silenciosamente como primera línea de defensa. Este conjunto de estrategias técnicas asegura condiciones óptimas para la preservación a largo plazo y para una experiencia placentera del visitante.

¿Por qué es crucial controlar el entorno?

Obras de arte, textiles históricos, manuscritos, fotografías y materiales orgánicos son extremadamente vulnerables a las condiciones microclimáticas. Fluctuaciones térmicas, humedad inadecuada, mala iluminación o aire contaminado pueden provocar daños físicos, químicos o biológicos irreversibles. Según el Canadian Conservation Institute (2023), un cambio tan pequeño como ±2 °C o ±5% de humedad relativa puede generar agrietamientos, moho o deformaciones estructurales en muchas piezas.

Temperatura y humedad: la estabilidad es clave

Las condiciones climáticas estables son esenciales. Las recomendaciones generales indican mantener la temperatura entre 18 y 22 °C y la humedad relativa entre el 45% y el 55%, dependiendo del tipo de obra. Estas variables deben fluctuar lo menos posible. Estudios del Smithsonian Institution (2023) han confirmado que la estabilidad ambiental reduce significativamente el envejecimiento de los materiales y la necesidad de restauración.

Iluminación: una herramienta de doble filo

La iluminación, si bien vital para apreciar las obras, puede dañarlas si no se regula. La radiación ultravioleta (UV) y niveles elevados de lux pueden decolorar pigmentos y degradar fibras. Por eso, se recomienda mantener niveles de 50 lux para materiales sensibles como papel y textiles, y hasta 150 lux para pinturas. La American Institute for Conservation (2023) enfatiza el uso obligatorio de filtros UV y sistemas de control lumínico adaptativo.

 

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Calidad del aire: el enemigo invisible

Contaminantes como el ozono, dióxido de azufre o partículas en suspensión son altamente corrosivos para obras metálicas y superficies delicadas. Para combatirlos, los museos modernos implementan sistemas HVAC con filtración HEPA y carbón activado. Además, es crucial contar con buena renovación del aire y sensores que monitoreen en tiempo real la calidad ambiental. UNESCO e ICCROM (2023) advierten que ignorar este aspecto puede comprometer toda una colección.

Tecnología al servicio de la conservación

Gracias a los avances recientes, el monitoreo ambiental ya no depende solo de controles manuales. Sistemas integrados de gestión (BMS), sensores digitales, dataloggers y alarmas automáticas permiten monitorear temperatura, humedad, iluminación y calidad del aire 24/7. Según Museum Next (2024), estos sistemas también pueden integrarse con alarmas de seguridad y detección de incendios, elevando el nivel de protección institucional.

Consecuencias del mal manejo ambiental

El deterioro por condiciones inadecuadas no tarda en manifestarse: moho en textiles, oxidación en metales, agrietamientos en pinturas sobre madera o decoloración en tapices. Estos daños no solo implican pérdidas culturales irreversibles, sino que también conllevan altos costos económicos y riesgos legales. La gestión preventiva es, por tanto, una inversión estratégica.

 

Beneficios del control ambiental eficaz

Los espacios con buena gestión ambiental ofrecen numerosos beneficios: conservación prolongada de las colecciones, reducción de intervenciones costosas, cumplimiento de normativas internacionales y mejora del confort térmico y visual para los visitantes. Todo esto se traduce en una mayor sostenibilidad operativa y reputación institucional.

En resumen

El control ambiental no es un elemento complementario, sino una necesidad crítica para cualquier institución que conserve o exhiba patrimonio cultural. Implementar tecnología moderna, formar al personal técnico y establecer protocolos rigurosos son acciones esenciales para preservar las obras de arte más allá del presente. La conservación comienza en el aire que se respira, en la luz que ilumina y en la temperatura que acompaña cada exposición.

Referencias

Canadian Conservation Institute (CCI). (2023). Agent of Deterioration: Incorrect Temperature and Relative Humidity. https://www.canada.ca/en/conservation-institute.html

American Institute for Conservation (AIC). (2023). Environmental Guidelines for Museums. https://www.culturalheritage.org

Smithsonian Institution. (2023). Environmental Control for Museum Collections. https://www.si.edu

UNESCO & ICCROM. (2023). Managing Museums in the Climate Crisis. https://www.iccrom.org

Museum Next. (2024). Tech Trends in Museum Climate Control. https://www.museumnext.com

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